Las ermitas son uno de los reflejos más patentes de la piedad popular, principalmente en el mundo rural, que suponen una alternativa casi paralela a los cultos “oficiales” centrados en las parroquias. Su estudio nos permite conocer la relación de nuestros antepasados, y todavía hoy de muchas personas, con lo sagrado y trascendental. El único camino para la conservación de estos edificios en el caso de Aceuchal es el conocimiento de su importancia. Solo así vecinos y turistas podrán tomar conciencia del patrimonio que atesoramos y entenderán que su preservación y cuidado es tarea de todos, con el propósito claro de que sirvan como testimonio a las generaciones venideras.
Una ermita es un edificio pequeño, a veces solo una capilla, donde se rinde culto a la imagen de Cristo, de la Virgen o de algún santo. Suelen estar ubicadas a las afueras de los centros urbanos y en ocasiones marcan espacios de especial espiritualidad (árboles singulares, fuentes, arroyos) o lugares donde en el pasado ya se rindió culto.
En el caso de Aceuchal la mayor parte de las ermitas están a día de hoy integradas en el tejido urbano debido a la expansión del núcleo habitado. Sin embargo esto no siempre fue así y es algo que hay que tener muy en cuenta a la hora de afrontar la visita: el contexto alrededor de la ermita ha ido cambiando con el paso de los siglos y por lo tanto, cambia la relación de los vecinos con el lugar.
La tradición oral recoge que cuatro de estas ermitas situadas en las afueras conformaban las puntas de una cruz que protegía al pueblo ante calamidades como pestes, guerras o plagas. Eran las de los Mártires (Nordeste), Nuestra Señora de la Soledad (Este), San Antón Abad (Sur) y Nuestro Padre Jesús de la Fortaleza (Oeste). La desaparición en 1936 de la ermita de los Mártires supuso en la cosmovisión de muchas personas de aquella época la ruptura de la cruz que protegía al pueblo. Es una muestra de la quiebra que supone en el imaginario popular la ruptura de este orden casi sagrado. Conozcamos pues estos edificios singulares que contribuyen a dotar de personalidad a la villa de Aceuchal.
Autor: Álvaro Guerrero Matamoros
Diciembre de 2020